Reseña sobre El tiempo es la herida que gotea Por Fernando Vargas




Por: Fernando Vargas Valencia


Alguien dijo que los excesos de luz enceguecen de tal forma que son hermanos de la oscuridad absoluta. Es difícil pensar en espacios claroscuros si no se tienen las suficientes llagas para lacerarse cuando se transita a tientas. El ser que es ciego es subterráneo y sobredimensiona su tacto para transpirar el rayo. Es una cuestión de fuegos lacerados, como la palabra irradiante de Gladys Mendía quien nos narra la luz de la sangre de sus llagas diminutas a doscientos kilómetros por hora.

¿Qué gotea la herida? No puede ser tan obvio. Si hay cuanto menos una virtud en la poética de mi hermana Gladys Mendía es que sus palabras carecen de toda obviedad. Trashumante metáfora del silencio, como Blanca Varela (interpolada por Octavio Paz), Gladys sabe callar a tiempo, porque cuando calla está abriendo las puertas a la percepción puntual de los interregnos, algo así como una promesa de llegar a envestir al contrario.

Los estados intermedios tienen su alcohol en la palabra transitada por su antípoda de tal forma que cuando el poema frena lo que pretende es volver a sí mismo, revolucionarse y arrancar en medio de las autopistas que a duras penas, dejan en los conductores suicidas, un recuerdo que gotea llantos entrecortados, como heridas de una carretera que no conduce a ninguna parte. Interregno, estado intermedio: parpadeo.
Túnel de lo que se deja presagiar en la herida abierta. Penetrar es llegar y llegar es partir. Bajo esa lógica de la ruptura, todo dolor promete el placer de su olvido. No en vano los amantes se entregan a la derrota bárbara de dejarse penetrar el uno en el otro, como jugando a construir pequeñas heridas en la herida. Noche boquiabierta de los oximorones, “el alma lleva las luces de peligro parpadeando la triste /noche que por segundos se convierte en día la bruma /y la arena en una misma orilla”.

Bogotá/Colombia, mayo de 2009





Fernando Vargas Valencia (Bogotá, Colombia 1984). Abogado especialista en Derechos Humanos de la U. Externado de Colombia. Máster en Sociología Aplicada de la U. Autónoma de Barcelona. Ha publicado siete libros de poesía: "El Espolio", "Cuentas del Alma" (Magia de la Palabra: 2000, 2001), "Silencio Transversal", "Épica de los Desheredados" (Isla Negra: 2007, 2010), "Canto Abacua" (Universidad Nacional de Colombia: 2012), "Apesadumbrado fantasma" (Caza de libros: 2013), "Narcisismos Distantes" (El Quirófano: 2013) y dos de ensayo: "La Realización Poética de la Justicia" y "Memoria y reparación: elementos para una justicia transicional pro víctima"(Universidad Externado: 2008; 2012). Fundador de la Revista Somos. Director de la Revista Fata Morgana. Coordinador Académico del Festival Internacional y Popular del Libro de Bogotá. Corresponsal de la Revista Los Poetas del Cinco (Chile). En su columna "Morena Flor" de Momento, Diario de Puebla (México), reseñó varios libros de poesía. Colaborador del Periódico La Mancha (Venezuela). Incluido en antologías poéticas en Venezuela, Cuba, Chile, México y España. Invitado a encuentros de escritores en Brasil, Cuba, México, Venezuela, Ecuador, Nicaragua y Colombia.




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